Monday, September 27, 2010

El Quito antiguo

El otro día las llamas han vuelto al prado de detrás de casa, y esta vez he tenido las manos libres para hacerles una foto. Yo creo que vienen para recordarme que es verdad, que estamos a 3000 metros de altura en plenos ANDES y no en Galicia.


Por lo demás, Matteo ha tenido una intensa semana durante la que ha estado haciendo sus deberes de pasar al menos 15 minutitos diarios sobre la tripilla. Por ahí me dicen que le dan un "destaca" y la verdad es que sus fondos han mejorado mucho mucho y tan fuertecitos se le están poniendo los brazos que el otro día se dio la vuelta sin querer -pero fue todo tan rápido que el pobrecillo no se fijó de cómo lo hizo y por más que intenta repetir la hazaña, no lo consigue.


Y entre deberes y deberes lo que también ha habido han sido muuuuchas sonrisas:


Pues bien, ayer sábado retomamos nuestras actividades turísticas y decidimos acercarnos al casco antiguo de la ciudad -que junto con Cracovia fue el primero en ser declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Lo primero un buen desayuno:



Y después, de camino al centro, nos pasamos por la tienda de Honda a ver qué motico nos compramos. Necesitamos un segundo vehículo para que vaya Joshua a trabajar porque si no, yo no puedo salir de casa en todo el día (aaaaay bendito Metro de Madrid, incluso benditos autobuses de la EMT!). El caso es que estamos totalmente en contra de tener dos coches y sin embargo, una motico nos hace tilín. Así que hemos decidido comprar una de 125 -teniendo en cuenta que es para ciudad, no necesitamos más- pero en vez de estilo scooter como la Vespita, pues una de las otras, y con marchas, para ir aprendiendo. Esta ha sido la elegida, pero en color negro que canta un poco menos:


Bueno, pues cuando tengamos nuestra documentación en regla, allá que vamos a por ella. Brrrrm brrrrrm!!

Del concesionario al centro, y después de un atasco y los típicos problemas del aparcamiento, comenzamos nuestro paseo. Casualmente dejamos el coche prácticamente junto a la catedral, que es considerada la más antigua de toda América del Sur. Bonita lo es un rato...


Además desde que nos hemos estado viendo la serie de "Los Pilares de la Tierra", como que miras las catedrales con otros ojos...


Se podía subir a lo alto de las torres por un módico precio de 2 dólares (los extranjeros, nacionales pagan la mitad) pero yo llevaba a Matteo colgado en la bandolerita y no tenía muchas ganas de subir escaleras. ¡Bastante con las cuestas de la ciudad!


Después de esto nos dedicamos a callejear. la verdad es que apetece pasear por las calles porque están bonitas y limpias y te sientes trasladado unos cuantos siglos atrás...


El Palacio Presidencial tiene los típicos guardias-estatua con los que la gente se hace fotos, nosotros nos limitamos a fotografiarlos de lejos:


Muy monos ellos...   Y como Matteo sigue comiendo cada 3 horas clavadas, llegó el momento de buscar un sitio tranquilito donde darle de comer. Encontramos un restaurante chiquitito y poco frecuentado donde además de comer el nene, comieron la mamá y el papá. ¡¡¡¡Y lo hicieron de bien!!!!


Y una vez bien comidos, un poco más de paseíto...


...y vuelta a casa a descansar!!!


Tuesday, September 14, 2010

En el Parque de la Carolina


El Parque de la Carolina está muy cerquita de nuestra casa, basta con bajar la cuesta y allí nos lo encontramos. Es el segundo domingo que vamos a pasear por allí porque nos ha encantado y no hacemos más que descubir cosas que hacer en él. No podemos esperar a que Matteo sea un poquito más grande para que lo disfrute también él. 

Es un parque de estos que se usan de verdad, y los domingos se llena de familias jugando al balón, haciendo un picnic, paseando en bici...


Aunque no lo parezca en la foto está en el centro de la ciudad, pero es tan grande que se te olvida que estas en ella. Alrededor hay un carril bici que también lo atraviesa en varios puntos, para el que no quiere dar la vuelta entera al parque. Tiene también una pista como las de atletismo, varios campos de fútbol, canchas de baloncesto, de tenis. Alberga el jardín botánico -al que no hemos entrado de momento pero merece una visita-, varios museos pequeños y un planetario. También nos sorprendió que tiene una pista para hacer bicicross!



Hay unos canales artificiales donde puedes alquilar pedaletas para pasar el rato...


Y una especie de skate park que lo usan sobre todo para hacer locuras con la bici:


También el "área de caballos" donde tu nenito puede dar una vuelta montado en uno... ¡Ya sabemos dónde va a montar por primera vez Matteo una vez que sea un poco más mayor!


Para los niños además hay varias zonas de columpios y de pequeñas atracciones sin muchas pretensiones...


Y puestos de comida, muchísimos puestos de comida. En especial, como el de la foto de abajo...


No sé qué será el chochito en cuestión, ¡pero había una cola de 10 minutos en este puesto!

Y, ¿qué hacía Matteo en esta ocasión? Pues nada, disfrutar del paseo como mejor sabe... echándose un siestón de los de pijama y orinal.


Conclusión, el Parque de la Carolina nos ha gustado mucho, mucho. También te ayuda a entender por qué los ecuatorianos en Madrid hacen tanto uso del Retiro o de la Casa de Campo, y es que están acostumbrados a disfrutar los parques de sus ciudades, a salir a la calle siempre que el tiempo lo permite. 

A ver si la semana que viene exploramos el Parque Metropolitano, que está justo junto a nuestra casa. Este parque es más bien como un bosque, con colinas, barrancos y senderos. Vamos, como tener las montañas a cien metros de la puerta de casa. Claro, como estamos en las montañas...

Hablando de montañas, una vista desde el parque del volcán Pichincha que preside toda la ciudad. ¡Ay qué ganas de acercarnos a su cumbre! Pues eso, que en Quito no vamos a poder aburrirnos   :-)


Monday, September 6, 2010

Otavalo

Ayer sábado hicimos nuestra primera excursión fuera de la ciudad. El destino escogido fue Otavalo, un pueblo que está a menos de 90 km de aquí, tomando la Autopista Panamericana hacia el norte. 


Decir que la Autopista Panamericana de "autopista" lo único que tiene son los peajes (dos en todo nuestro recorrido, por un importe total de un dólar y sesenta centavos) como se puede ver en la foto de arriba. Señalar también que la doble línea amarilla en el centro de la calzada, aquí no significa "prohibidísimo adelantar" sino más bien "adelantar con cuidadiño". Son tan comunes los adelantamientos a lo loco que los coches que vienen en el sentido contrario no pitan ni se cabrean, sino que se limitan a echarse hacia el arcén para que quepan los tres coches en la calzada. También se ven adelantamientos dobles a menudo. Y no me refiero a lo de adelantar dos coches a la vez (eso no es nada, lo suyo es adelantar un camión, una furgoneta, un autobús y tres coches de una tacada), sino el que cuando tú estás adelantando a un coche de repente miras a tu izquierda y ves que hay otro coche adelantándote a ti.



Bueno, suficiente sobre la Panamericana. Hicimos dos horas de camino recorriendo paisajes increíbles. Pensaba que no iban a salir las fotos desde el coche así que apenas hice ninguna. Pasamos del Hemisferio Sur al Hemisferio Norte, atisbamos un volcán altísimo totalmente cubierto de nieve (y prácticamente de nubes), vimos barrancos sin fondo y cuando parecía que estábamos en el valle, de repente aún veías otro barranco surcándolo. Continuamente veíamos desniveles impresionantes, de más de 1500 m, tanto hacia arriba como hacia abajo.



Al llegar a este lago sabíamos que ya estábamos cerquita de Otavalo. La atracción de Otavalo los sábados es el mercado de artesanías que ponen en una de sus plazas y que se extiende por varias calles a su alrededor. Es como el rastro de Madrid, pero mucho más colorido -y debo decir que con un poco menos de gente, lo que es de agradecer. ¡¡¡Este mercado es el paraíso de los pantalones yonkis!!! Tienen absolutamente todos los colores y toditísimas las tallas. También chaquetas, ponchos, zapatillas de andar por casa de todos los colores del arco iris. Y bandejas, cuencos, láminas pintadas... ...en fin, todo lo que un mercado de artesanías que se precie tiene. No hicimos fotos para no llamar la atención sobre nosotros -y convertirnos en objetivo de ladronzuelos- pero buscando en google no faltan imágenes. 

Después de una hora dando vueltas y gastándonos los dineros nos metimos en un sitio a comer. El menú del día costaba un dólar con 75 centavos, pero decidimos comer a la carta: dos platos combinados y dos bebidas por 6 dólares. ¡Así da gusto salir de casa! Casi me costaron más caras las chuches que compramos de camino al coche, dólar y medio por seis míseras gominolas... pues eso, casi lo mismo que el menú del día. Y después de darle de comer a Matteo en el coche, fuimos rumbo a la laguna de Cuicocha pasando por Cotacachi. Viajando con un bebé hay que optimizar tiempo, así que lo de parar en Cotacachi lo dejamos para otro día. En este pueblo se dedican a trabajar el cuero, y prácticamente todas las tiendas son de ropa, zapatos u otros artículos de cuero. 


La laguna de Cuicocha está en una reserva natural, a los pies del volcán Cuicocha. Su origen es una chimenea de una de las erupciones del volcán. En el centro de interpretación hay una representación muy clara de cómo se formó -así como del origen de los dos islotes que tiene en el centro, fruto de la solidificación de la última lava que salió de la chimenea. 



Al parecer hay una ruta que da la vuelta a la laguna, y que nos quedamos con ganas de hacer, pero no era el día más apropiado para ello ya que el coche estaba lleno de cosas, no llevábamos calzado adecuado, estaba empezando a llover y además Matteo nos dijo que era hora de ir volviendo a casa. ¿Que cómo nos lo dijo???? Pues de la única forma que sabe el pobre...


Así que hicimos una última foto y emprendimos el camino de vuelta a casa -aunque quedan pendientes varias visitas más a hacer todas las cosas que nos dejamos por hacer.